Instantes finales V. El soldado.
Su vista se nubló en un instante fatal. Precisamente en aquel momento un oponente cabalgaba hacia él con su lanza apuntándole al corazón y estaba a unos metros del soldado. ¿Quizás el cansancio?. Quizás no importaba, la realidad sí. Aún sin ver nada en absoluto, tenía otras facultades que le permitieron oír los cascos de la montura retumbando en el suelo y el grito del atacante. Sabía a donde tenía que saltar, pero el poco tiempo dejó a medio camino el salto que dio a la izquierda, aún así el asta sólo consiguió atravesar el final del costado derecho. Hubiera sido una herida leve si no fuera porque la lanza se había roto, y al hacerlo había dejado al descubierto las costillas, desgarrando la carne, y porque la espada salió despedida tras chocar con la pierna del contrario y el costado del caballo.
Tirado en el suelo , sin ver nada, oyó caer a su agresor junto al caballo, luego oyó cómo se levantaba lanzando lo que bien podían ser maldiciones. Se le hizo eterno esperar a que la vista volviera, mientras tanteaba a su alrededor buscando algo con qué defenderse, pero al fin comenzó a intuir una silueta borrosa que se acercaba inexorablemente. Su tanteo dio resultado, siendo el premio una piedra que no vaciló en arrojar contra la cabeza de la sombra, que cayó de espaldas mascullando aún más votos. El ruido metálico que oyó al impactar el proyectil le hizo temblar ante la idea de una muerte cercana, y aumentó cuando, ya con la vista recuperada, observó que se enfrentaba a un caballero armado, que blandía un enorme hacha de guerra. Su pecho, sin más protección que la fina malla se partiría en dos con un sólo golpe de aquel arma. Comenzó entonces a escudriñar el suelo buscando algo mejor que la piedra y cerca tenía una espada que tomó. Aún con el costado abierto, consiguió incorporarse el tiempo necesario para poder golpear con fuerza el lateral de su enemigo. Este golpe fue efectivo, pero no consiguió detener la trayectoria del hacha, que impactó en su hombro abriendo una brecha que casi le secciona el brazo de empuñar la espada...
Había dado el mejor golpe, ya que tiempo después, él vivía y el caballero yacía sin vida a su lado. En contra, la herida impedía al soldado levantarse y le causaba un dolor que volvió a nublarle la vista. Al poco rato volvió a oír voces en lengua extraña a su lado. Oyó risas y cómo uno de los dueños de las voces desenvainaba la espada y se acercaba a él. Seguidamente sintió un golpe en la espalda y todo se oscureció definitivamente.
Tirado en el suelo , sin ver nada, oyó caer a su agresor junto al caballo, luego oyó cómo se levantaba lanzando lo que bien podían ser maldiciones. Se le hizo eterno esperar a que la vista volviera, mientras tanteaba a su alrededor buscando algo con qué defenderse, pero al fin comenzó a intuir una silueta borrosa que se acercaba inexorablemente. Su tanteo dio resultado, siendo el premio una piedra que no vaciló en arrojar contra la cabeza de la sombra, que cayó de espaldas mascullando aún más votos. El ruido metálico que oyó al impactar el proyectil le hizo temblar ante la idea de una muerte cercana, y aumentó cuando, ya con la vista recuperada, observó que se enfrentaba a un caballero armado, que blandía un enorme hacha de guerra. Su pecho, sin más protección que la fina malla se partiría en dos con un sólo golpe de aquel arma. Comenzó entonces a escudriñar el suelo buscando algo mejor que la piedra y cerca tenía una espada que tomó. Aún con el costado abierto, consiguió incorporarse el tiempo necesario para poder golpear con fuerza el lateral de su enemigo. Este golpe fue efectivo, pero no consiguió detener la trayectoria del hacha, que impactó en su hombro abriendo una brecha que casi le secciona el brazo de empuñar la espada...
Había dado el mejor golpe, ya que tiempo después, él vivía y el caballero yacía sin vida a su lado. En contra, la herida impedía al soldado levantarse y le causaba un dolor que volvió a nublarle la vista. Al poco rato volvió a oír voces en lengua extraña a su lado. Oyó risas y cómo uno de los dueños de las voces desenvainaba la espada y se acercaba a él. Seguidamente sintió un golpe en la espalda y todo se oscureció definitivamente.
1 Comments:
como siempre, muy uen relato.
Un saludo!!
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